Hoy quiero ofreceros una poesía escrita por mi, ya hace 7 años. Es en honor al árbol, y la fotografía que acompaña, que esta dentro de la colección tierra, es par mí, la conexión de nuestras raíces en la tierra con el crecimiento hacia lo que nos inspira desde arriba.
Es esta inspiración, la que nos eleva y nos hace mirar hacia adelante en el horizonte aunque la importancia de cómo estemos enraizados con la tierra, influye y afecta a la manera en que plasmamos en nuestra actuación diaria esa inspiración.
Todo cambia y se transforma, nos guste o no y seamos conscientes o no de ello. Este cambio es constante, ya lo dice la frase del filosofo Heraclito de Efeso «Todo fluye, nada permanece».
Cuanto más enraizados estemos, y esas raíces más expandidas en la tierra están, crece el árbol más fuerte y sus ramaje será más sano y bonito, además de ser capaces de sostenernos en los momentos de climatología dificil que son parte segura en la vida, al igual que disfrutaremos del paso de las estaciones y de sus características.
Árbol que crece.
Árbol que se fortalece.
Árbol de múltiples ramas,
y de verdes hojas,
de sabrosos frutos,
de cobijo en la tormenta,
de sombra al intenso calor.
Árbol que tanto me das,
déjame regarte,
déjame podarte,
déjame cuidarte,
déjame agradecerte,
déjame quererte,
como tú me quieres.
Yo soy para ti,
y tú eres para mí.
Marta Arcaute