… pensaba, en que realmente la vida sucede a cada segundo, y me refiero, y es un pensamiento recurrente en mí, a que cada segundo te cambia la vida.
Si lo pensamos así y de manera continua, hasta podría resultar asfixiante, y probablemente acabaríamos bloqueados como un pedazo de hielo en la
Antártida. Lo digo, pues si cada segundo pensamos que hacemos pues va a condicionar el siguiente segundo, no haríamos nada.
Por otro lado, es real, ocurre, lo que pasa es que ni lo podemos controlar, ni lo controlamos, pues, además, no depende solo de cada uno de nosotros, sino de un sistémico enlazado con lo que hacen el resto de las personas.
A veces, no sé si os ocurre también a vosotros, tiro de un segundo hacia atrás, y enlazo hechos que, si no hubiesen ocurrido, o hubiese decidido, no hubiese llegado a ese segundo, ni a esa dirección, persona o encuentro al que me dirijo.
Aunque, a veces, también, pienso que quizás esos mismos sucesos concatenados, me van a llevar a un lugar o a una situación mala, y que lo que yo creía que era bueno para mi ayer, resulta que va a desencadenar una desgracia mañana.
La realidad es que cada elemento que llevamos dentro nos lleva a sitios donde sentimos otros elementos y hacemos uso de ellos, la realidad es, también, o eso, creo yo, hoy, que hay que dejarlos sentir y actuar. Están relacionados y sin que lo sepamos interactúan entre ellos, al igual que sin que seamos conscientes las actuaciones de uno influyen en el resultado de los demás, y las actuaciones de los demás afectan a nuestro resultado.
Es en este momento de la reflexión que viene a mí a menudo, como os digo, que también y cada vez más rápido y con mayor fuerza, me digo sé agua ahora, y deja fluir la vida y deja que este pensamiento cese, pues la vida es vida y siempre será.