Cuando sentimos algo, lo que sea, bueno o malo, lo que ocurre es que rápidamente la mente invade esa emoción. Nuestra mente necesita ponerle nombre a la emoción, y el nombre se le pone según cómo nuestra mente la interpreta.

¿Cómo me siento si estoy bailando, rodeada de gente?

Cada mente pone un nombre a este sentir, para algunas personas puede ser o suele ser un estado feliz, aunque seguro que alguna de las que estáis leyendo este blog, etiquetáis esta emoción como borracha, extraña, observada, incómoda…. y otros estados.

Si esto ocurre es porque la mente enseguida busca en la experiencia pasada o/y a veces en las experiencias en las que tenemos expectativas.

Y si borramos el pasado o el futuro, entonces ¿qué haría la mente?
Pues realmente, lo tendría difícil, quedaría bloqueada, sin encontrar información para etiquetar tu estado.

Es aquí donde realmente sentiríamos la experiencia, nuestra esencia en ese instante y en relación con la música y las personas.

Sentiríamos realmente nuestro interior y el elemento de nuestro ser que está actuando.

En la misma experiencia cada ser es único y se siente de una manera también única, y si no dejamos que la mente se apodere, es cuando la experiencia será máxima, y solo así viviré ese instante y no otro del pasado o del futuro ilusorio de cada persona.

Ojo que la mente está bien entrenada, y además sabe que tiene mucho poder, por lo que insistirá en que demos un nombre alineado a algo que no es la realidad, sino una proyección.

Si entrenamos a la esencia, al alma para anular el pensamiento, será el alma la que viva ese instante y eso más que describirlo se trata de dejarlo sentir y estar.

Sentiremos el fuego, airetierraagua que somos. La conexión con nuestra verdadera naturaleza que, además siempre es buena y nos hace sentir bien.

Conseguir esta práctica no es tan sencillo, pues de alguna manera, es conseguir cada segundo del día, estar presente plenamente. Al ser tan amplio el ruido del exterior y de la interpretación constante de ese exterior en nuestras mentes y de cómo posicionar nuestro yo en esta interpretación, conseguir acallar para sentir la verdad exige una atención y una práctica constante, que con el tiempo empequeñece la mente en el sentir para dejar a la esencia ser.

Seguiremos escribiendo y entendiendo nuestro ser y nuestras emociones…